El sábado por la tarde no tenía otra cosa mejor que hacer que disfrutar del buen día que el clima me brindaba.
Me fuí al centro, y siguiendo los consejos de RMN, fuí a ver la exposición Bodies. Pero la tarde se nubló cuando llegué a la taquilla y me dijeron que ya no quedaban entradas. Para la próxima las coges por internet espabilao, me dije y despechado aproveché para darme una vuelta por la feria del libro de ocasión que había en el paseo de recoletos.
Tras un rato de aglomeraciones, decidí evadirme. Cogí la moto y callejeando sin rumbo llegué hasta Principe Pio. Paré en un semáforo y recordé que cerca de allí había un restaurante vegetariano, asique despacito lo fuí buscando y lo encontré.
Era mi primera experiencia en este tipo de restaurantes por lo que todo era nuevo para mí. Aventurándome pedí Crepes de berenjena, Escalopines de seitán y de postre Tarta de queso. Para ser mi primera vez, salí encantado y me gasté algo menos de 32€.
De regreso y todavía con la satisfacción en el cuerpo, paré en una cafetería de la que me habían dado buenas referencias. Entré y dudando en qué pedirme, me decanté por un chocolate el cual, efectivamente, estaba de muerte.
Intenté alargar el placentero momento, pero cuando el chocolate empezó a enfriarse, deduje que había llegado el momento de irse.
A dormir.
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